Una persona con diabetes no metaboliza la glucosa correctamente, de modo que ésta permanece circulando en la sangre y dañando los tejidos
La diabetes es una afección que se desencadena cuando el organismo pierde su capacidad de producir insulina o de utilizarla adecuadamente.
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas, gracias a ella, la glucosa de los alimentos pasa a las células del organismo donde se convierte en energía para que funcionen los músculos y tejidos. Una persona con diabetes no metaboliza la glucosa correctamente, de modo que ésta permanece circulando en la sangre y dañando los tejidos. Existen dos tipos de diabetes:
– Diabetes tipo I: El sistema inmunológico ataca a las células productoras de insulina (islote de Langerhans), que dejan de producir la insulina. La razón por la que esto sucede no se conoce. La diabetes tipo I suele afectar a niños y jóvenes adultos y requiere la administración externa de insulina diariamente para controlar los niveles de azúcar en sangre.
– Diabetes tipo II: Es el tipo más común de diabetes. El organismo si produce insulina, pero o es insuficiente o se vuelve resistente a sus efectos y como resultado, aumenta el azúcar en sangre. Suele afectar más a adultos, pero cada vez hay más casos de niños y adolescentes debido al aumento de la obesidad infantil y la vida sedentaria. Las personas con diabetes tipo II no suelen necesitar dosis diarias de insulina para sobrevivir, la mayoría se tratan con medicación oral y un control estricto en la dieta.
Las personas con diabetes tienen mayor probabilidad de desarrollar una serie de problemas de salud que son el resultado de mantener unos niveles de glucemia altos durante largo tiempo. Estas complicaciones van desde afecciones del corazón y de los vasos sanguíneos, lesiones en el sistema nervioso, ceguera, fallos renales, hasta amputaciones en los miembros inferiores.
Un estilo de vida y hábitos saludables pueden prevenir contra la diabetes, retrasar su aparición y reducir su impacto en el organismo. Hacer ejercicio con regularidad, evitar aumentar de peso, llevar una dieta adecuada y tomar medidas para controlar el estrés son factores de suma importancia en el control de esta enfermedad.
El yoga puede aliviar el impacto de la diabetes, en primer lugar, gracias a su eficacia para reducir el estrés. Sabemos que unos niveles altos de hormonas del estrés (adrenalina y cortisol) elevan los niveles de azúcar en sangre, además de la necesidad de comer en exceso. También son factores que favorecen la acumulación de grasa intraabdominal, lo que potencia la resistencia a la insulina y aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
La práctica de yoga mejora el funcionamiento del sistema nervioso. Existen estudios científicos que muestran que la práctica regular de yoga mejora la conducción nerviosa en pacientes con diabetes.
Practicar habitualmente posturas de pie ayuda a mantener una distribución equilibrada del peso a lo largo de la planta del pie. Esto puede ser de gran ayuda para evitar la presión excesiva en un solo punto, lo que provocaría úlceras con el consiguiente riesgo de infección debido a la reducción del flujo sanguíneo y la disfunción nerviosa en los pies que sufren muchas personas con diabetes.
Existen numerosos estudios sobre el efecto que tiene el yoga sobre la diabetes, y es importante destacar que en todos ellos, quedó patente que una práctica habitual de yoga tiene como resultado el descenso del azúcar en sangre, en la presión sanguínea, reducción de peso, pérdida de grasa abdominal, mejora de la conducción nerviosa. En muchos casos incluso dejaron de tomar la medicación que tomaban antes de comenzar la investigación.
Para las personas con diabetes o prediabetes, la adopción de una rutina de yoga regular, además de otros hábitos de estilo de vida saludables, puede aliviar los síntomas e incluso ayudar a superar la afección. La mejor práctica incluye posturas y ejercicios de respiración diseñados específicamente para apuntar y estimular el páncreas. Al mejorar el flujo sanguíneo al páncreas, las posturas de yoga para la diabetes rejuvenecen las células del órgano y mejoran su capacidad de producir insulina para el cuerpo.
Comenzar una rutina de yoga, además de aliviar los síntomas, puede traer un nuevo nivel de facilidad física y bienestar general a su día. En general, las posturas de yoga deben practicarse antes de las comidas, pero después de consumir líquidos glúcidos. La práctica se puede realizar por la mañana y por la noche durante hasta 40 o incluso 60 minutos, según el nivel de comodidad.
Al comenzar a practicar yoga para la diabetes, es importante comenzar con asanas simples. Evite el esfuerzo excesivo y, en cambio, concéntrese en estiramientos y compresiones abdominales suaves y uniformes. Inicie manteniendo cada postura durante unos cinco segundos, o tanto tiempo como le resulte cómodo. A medida que avanza, aumente gradualmente la duración de cada postura hasta que pueda sostener las asanas cómodamente durante un minuto cada una.
Los movimientos rítmicos lentos de las posturas de yoga estimulan los órganos y las glándulas con flexiones y extensiones fáciles. Aunque el yoga no ofrecerá una cura para la diabetes, los resultados de los estudios indican que la antigua práctica del hatha yoga puede ayudar a mantener bajo control los síntomas de los diabéticos y protegerlos contra las complicaciones a largo plazo.
Como tal, una práctica regular de yoga puede ser un complemento útil para otros cambios de estilo de vida que pueden ayudar a controlar la afección y reducir las complicaciones de salud a largo plazo.
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Fuente
Práctica yóguica y diabetes mellitus en pacientes geriátricos por Rani K Beena y E Sreekumaran
Revista Internacional de Yoga. Enero-junio de 2013; 6 (1): 47–54.
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